Acción, romance, gigantes, piratas, milagros… La Princesa Prometida lo tiene todo, que gusta hasta los niños. Aunque todo gire en torno a un romance, es una película que tiene muchos aspectos y giros que hace que a todo el mundo le guste. En este artículo os dejamos las lecciones más importantes que nos enseñaron Íñigo Montoya, la princesa Buttercup o el gigante.
#1 Los abuelos siempre leen los mejores libros.
Es una de las características de los abuelos y es que siempre te leen los mejores libros, sobre todo, cuando estas enfermo y aburrido. Además, aunque no tengan ningún libro a mano, normalmente, no tienen problema, porque se pueden inventar una historia sobre la marcha digna de un best seller.
#2 Hay muchas formas de decir te quiero.
Aunque no te lo creas y pienses que sólo hay una manera de decir te quiero, hay muchas formas, de hecho, tantas como desees. Acordaros de Robin que decía «eres un idiota». Prácticamente, hay tantas posibilidades como personas hay en el mundo.
#3 Respeta a tus adversarios.
Es algo muy importante y es que siempre tienes que respetar a tus adversarios y no jugar sucio. Evidentemente, no creemos que te vayas a batir en duelo, pero, por ejemplo, en el mundo laboral o en el mundo académico, muchas veces tenemos competencia, sí, pero, aunque haya personas que sean tu competencia, tienes que respetarles y jugar limpio.
#4 Mide bien tus palabras.
Las palabras tienen una carga muy importante, aunque mucha gente infravalore a las palabras, las palabras son capaces de infundir dolor y alegría, de hecho, muchas veces, para hacer daño a alguien sólo hacen falta las palabras adecuadas. Así mismo, no abuses de las palabras, piensa en cuántas veces dice Vizzini inconcebible.
#5 Nunca dejes de perseguir tus objetivos.
Por muy complicado que sea, nunca debemos persistir, porque persistir implica que nos hemos rendido y nunca debes dejar que nada te supere. Recuerda, que eres tú y sólo tú el que puede llegar a cumplir tus objetivos y eres el que más se va a preocupar de que lo consigas.
#6 Nunca infravalores a un siciliano.
En realidad, nunca infravalores ni a un siciliano ni a nadie, independientemente de su nacionalidad o de los estereotipos que haya sobre los habitantes de algún país.
#7 La vida no es fácil.
La vida es dolor, alteza. Quien diga lo contrario, pretende engañaros.
Westley
Es algo que podemos ver a lo largo de la película y es que, aunque salgan piratas, gigantes, incluso milagros, La princesa prometida no es un cuento de hadas, de hecho, es una película que nos enseña que la vida es de todo, menos fácil y que para conseguir algo hay que trabajar duro.
#8 La Esperanza es lo último que se pierde.
Piensa cuando llevan a Westley a que le resucite Max. Al final, cuando abandonan el establecimiento, tanto Max como su mujer no están muy seguros de que el milagro haga efecto, sin embargo, hay que creer.
#9 Los amigos pueden ayudarte en tus resacas.
Totalmente real y es que nuestros amigos son los encargados de cuidarnos las noches en las que nos pasamos un poco, así mismo, nosotros tendremos que hacer lo mismo por ellos.
#10 Elige bien al cura de tu boda.
Es algo muy muy importante, de hecho, tienes que elegir a un cura que, por lo menos, sea capaz de vocalizar. Además, también sería un detalle que percibiera si uno de los cónyuges no quiere casarse y está ahí por obligación o amenazas.
#11 Nada vence al amor verdadero.
Aunque la vida no sea fácil, el amor entre Buttercup y Westley hará que ambos luchen con todo por conseguir su objetivo, que es estar el uno con el otro. Por esa misma razón, nunca infravalores el amor.
#12 No te obsesiones con la venganza.
Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir
Íñigo Montoya
Sin duda, es una de las frases más conocidas de la película, pero, lo que nos interesa a nosotros es ir un paso más allá y ver que significa esto. Íñigo pierde a su padre cuando era un niño y, desde entonces, se ha preparado día y noche para conseguir su venganza. Claramente Íñigo es una persona que se ha obsesionado con la venganza, cuando, la venganza en sí no aporta nada, porque, en su caso, la venganza no le iba a devolver a su padre. Piensa en todo lo que perdió por vengarse, en todas las cosas que no hizo por estarse preparando para la venganza. Nunca debes dejar que la venganza te consuma, porque, en muchos casos, la venganza supone ponerte al nivel de la otra persona y, por supuesto, tú eres mucho mejor que eso.