En primer lugar, recordemos la película. Alicia, aburrida de sus lecciones de historia, se dedica a jugar con su gato y aparece el Conejo Blanco. Al ir tras él, entrará en el País de las Maravillas, un mundo donde todo está al revés y nada es lo que parece ser. Finalmente, vemos que todo ha sido un sueño de Alicia, sin embargo, aunque sea en sueños, su paso por el País de las Maravillas, deja muchas lecciones.
Hoy nos centraremos en la que considero más importante y es que, aunque todo el mundo piense diferente, no tienes por qué ser tú el loco. Sí, parece una obviedad, pero no siempre lo es. Muchas veces nos imponen pautas de comportamiento, de vestimenta, etc. y muchas veces, esa misma gente se equivoca. Siempre hay gente que, para salir de su rutina o simplemente, porque le apetece, hace cosas que podríamos considerar extrañas.
Muchas veces, hay muy poca gente que hace esas cosas y todo el mundo les tacha de locos, sin embargo, ¿están locas esas personas?. La realidad es que no están locas, sino que cada uno deberíamos centrarnos en lo nuestro y dejar a los demás hacer su vida. Sobre todo, tendríamos que tener como máxima el llevar a la práctica que si algo se hace de una manera, no significa que no se pueda hacer de otra.
Muchas veces pesan sobre nosotros rémoras como la tradición, el miedo a lo diferente, etc. pero, no dejan de ser eso, rémoras que nos hacen tachar a la gente de X, cuando, en realidad, no nos concierne en absoluto meternos en esos menesteres.
A día de hoy, bueno, y de siempre, sostengo que para ser feliz debes centrarte en tus cosas. Nadie te va a regalar la felicidad. De pequeños nos han vendido que la felicidad llegará ella solita, pero no es así. Es un pensamiento muy naíf el pensar que la felicidad nos va a caer del cielo. Si quieres ser feliz, tendrás que luchar por conseguir tu felicidad, aunque suponga (y haces bien), ser una persona excéntrica. Al final, la opinión que te debe importar es la tuya, puesto que, para ti, es la única valida. Y si te equivocas y eres el loco, siempre podrás rectificar, pero no dejes de hacer algo porque los demás lo consideren una locura.
