Peter Pan es uno de los grandes clásicos de Disney, una película que nos lleva al maravilloso País de Nunca Jamás, un mundo en el que existen las hadas, las Sirenas, Piratas y los niños perdidos, pero, sobre todo, es un mundo en el que nunca creces.
Una película que nos enseñó muchas cosas , pero, hoy nos vamos a centrar en la obsesión de Peter Pan: crecer.
Sí, creces la obsesión de Peter Pan, el niño que no quería crecer. Nosotros, por el contrario, queríamos crecer, ser independientes, hacer lo que nos diera la gana, etc. Es normal querer crecer, pero, cuando creces, la verdad es que sólo quieres volver atrás. Es un hecho.
Piensas en esas Navidades en las que te enfadaste por no recibir el regalo que querías, Navidades en las que pasaste por alto la gente que estaba en la mesa. Ahora, ya no te acordarás del regalo, sólo era un capricho pasajero, pero no te olvidas de la gente que estaba sentada en esa mesa.
Al final, el problema está en que queremos crecer demasiado deprisa y eso, en algunos tiene como consecuencia el no vivir una parte de la infancia, que no nos engañemos, es la etapa más bonita de la vida, una etapa en la que eres muy inocente, sí, pero de las más bonitas al fin y al cabo. Si eres mayor como yo, la infancia queda muy atrás, pero, si por el contrario eres joven, no le des tanta importancia a las cosas materiales y disfruta de la buena vida: una vida sin preocupaciones. Haz cosas de niño pequeño, haz cosas que correspondan a tu edad, no intentes tener 16 años teniendo 10 años.
